San Andrés Tuxtla, Ver.-“Álvaro, diles a todos que ya esta aquí el que mato a Toribio Gargallo”, eran los años violentos de un final sexenal de un Acosta Lagunes, esas fueron las palabras que Antonio Rodríguez Hopkins me decía a su arribo a esta ciudad como comandante de la policía judicial hoy policía ministerial, en aquellos años, donde reinaba el pistolerismo, la droga y pululaba la arbitrariedad y la prepotencia en los diferentes mandos policiacos y políticos, también se ejercía un gobierno de autoritarismo, el de Dante Alfonso Delgado Rannauro, efectivamente, toño, Rodríguez, venia a eso a matar al famoso Pablillo, aquel personaje de negra trayectoria que cobro importancia temor y miedo, en Catemaco, luego de que este diera muerte en una fiesta de quince años al chambelán de la festejada , a dos músicos y a varias invitados mas que resultaron heridos por el gatillero llamado Pablillo, eran días violentos en ese municipio, pues tan solo en dos meses se cobro la muerte de varias personas en ese lugar turístico, el cual le habían puesto como mote, vamos a que te mato, en lugar de decir correctamente vamos a Catemaco.
Autoridades municipales, uno saliente el de Jorge González Azamar, y el entrante el de Tomas Montoya Pereyra, fueron quienes vivieron las mas aterradoras y sanguinarias venganzas donde la muerte, era la que mas predominada en sus gobiernos, ellos buscaron en su momento el apoyo gubernamental, siendo Tomas el que recibiera el apoyo de Dante Delgado quien sin mas ni mas, ordeno el traslado a San Andrés Tuxtla, de quien tan solo días atrás, o semanas para ser certeros, había desaparecido de la faz de la tierra a Toribio Gargallo, dicen quienes saben que para haberlos asesinado como se hizo, solo se tenia que haber logrado entrar alguien que en verdad fuera muy cuate de ellos, y Toño lo era, por eso entro al rancho de Toribio a quien saludo afectuosamente donde convivieron y comieron para luego disparar sus armas en contra de la humanidad de los gargallos y sus gatilleros, mismos que quedaron esparcidos en el mismo lugar donde momentos antes habían convivido.
Como premio a su buena obra, fue removido de ese lugar, siendo esta región de los Tuxtlas, su segunda encomienda, dar muerte al Pablillo, un personaje que para empezar era de mediana estatura, y que vivía en las inmediaciones de las comunidades costeras de catemaco, siendo estos, la Palma, La Barra de Sontecomoapan, Los Morritos, La perla, lugares que por su abrupta geografía, era factible que se escabullera de las manos de la justicia, cierto día, campanearon al tal Pablillo, lo pusieron en la mira de Toño y sus mas secuaces policías, esto allá en los Morritos, ahí los mas de 40 elementos policiacos que lo buscaban por la muerte de mas de 20 personas, cuando toño lo vio, y se dieron cuenta que eran carne de cañón, abandonaron la zona donde estaba el Pablillo, donde incluso dejaron armas tiradas ante el temor de ser asesinados por este criminal de sangre fría, y es que en aquellos años, la canción que mas estaba de moda era la puerta negra, los músicos evitaban interpretar esa canción,. Pues había sido motivo de la muerte de los músicos que se habían negado a complacer a este alevoso asesino.
Luego del fracaso, el mismo sistema gubernamental contrato a francotiradores, traídos directamente de México, donde el director de la policía judicial Jorge Obrador Cappellini, se trasladaban nuevamente a esa zona selvática para detener al asesino en serie, pues lo mismo mataba por placer que mataba por encargo, las notas periodísticas, tanto de radio, televisión y diarios, eran pintadas de sangre, sangre que vertía el Pablillo en suelo catemaqueño, por lo que la policía quedaba en ridículo y por supuesto no cumplía ante el anuncio aquel, dile a todos que estoy aquí, que soy el mismo que mato a Toribio Gargallo, solo así se entendía que la orden de quien fuera gobernador, al menos en este lugar no se consumaba , quedaba en evidencia de que las instrucciones no solo eran detenerlo si no también asesinar valga la redundancia al asesino, sin embargo las ordenes fallaban, pues toño, no era amigo de Pablillo, y bien sabían que era un delincuente peligroso que tenia una puntería certera que donde ponía el ojo ponía la bala, este mismo disparaba con el brazo izquierdo, pues el brazo derecho lo tenia seco, decían los campesinos, pues lo tenia así, porque había recibido un balazo en ese brazo, sin embargo era un tipo de cuidado, nadie podía quedársele viendo con insistencia, a pesar de su mediana estatura y de complexión delgada, que vestía con botas y pantalón de mezclilla y camisa a cuadros, fue la ultima vez que lo vi, tendido en la plancha del anfiteatro, pues los judiciales, habían cumplido su cometido, lo cazaron cual animal en libertad, huyendo de las balas que disparaban desde un helicóptero, mientras que otros en camionetas y a caballo lo perseguían si darle tiempo ni espacio para defenderse, pues los asesinos así debían de terminar, sin embargo el Pablillo no murió de los múltiples proyectiles, estaba vivo aun, cuando lo fueron a ver tirado entre la maleza, lo trasladaron a esta ciudad, en una de las camionetas, ellos traían a su presa, la cual, venia boca abajo, donde salieron chichillos de los llamados cero, cero siete, con la cual, dejaron encajar sobre su espalda causándoles heridas profundas hasta que lo mataron, después de muerto, fue Obrador Capellini, quien me hablo, para ,mostrarme el cuerpo inerte del que fuera otrora temor y miedo de los habitantes de Catemaco, a quien pusieron una prenda de vestir intima de mujer, como burla para alguien que pidió la canción de la puerta negra, donde comenzó su ola delictiva que termino, en una fructífera cacería que costo al gobierno del estado, al de Dante Delgado Rannauro, dinero y vergüenza por la forma en que actuó con un individuo que hoy yace en algún lugar de un cementerio cualquiera bajo el olvido de sus familiares y bajo el odio de quienes fueron sus victimas, sin que se aplicara la ley, mas que la ley del ojo por ojo, diente por diente.